viernes, 20 de febrero de 2009

Las cosas que tiene el arte y la grandeza del artista. XIII Ciclo flamenco del Principal.

Así es, y cuando de emotividad y genialidad se trata la precisión de las matemáticas no funciona. Guillermo Cano no estuvo anoche en el Teatro. Aunque sí su cuerpo, su mente estaba en otro lugar. Pero su enorme honestidad hizo que lo reconociera con promesa incluida: ¡Os debo una!. El público, sabio público el zamorano, se lo agradeció con la consiguiente ovación. Entre medias tuvo tiempo para la entrega habitual en este buen artista y mejor persona. Abrió con una bonita propuesta sin guitarra: Cantes de laboreo, debla, toná, soleá y cabales del Loco muy personales. Siguió, ahora sí acompañado por la guitarra de Rubén Lebaniegos, por granaina. Alegrías y cantiñas. Aún teniendo en cuenta lo referido, el onubense tuvo agallas para encarar una tanda de seguiriyas, incluyendo en ella la de temple del Nitri y la tan dificultosa de Tío José de Paula. Sigue por fandangos de su tierra para terminar por tangos rematados nuevamente por fandangos. Lo dicho, Guillermo y Rubén, nos debéis una, como demostraron los asistentes, que de nuevo rozaron el lleno, con sus aplausos de despedida.
Le llegó el turno a Luis de Córdoba con la guitarra del también cordobés Manuel Silveria. Abren el recital con aires de Ida y Vuelta en el decir de Antonio Murciano, concretamente por vidalita, con una ejecución perfecta como acostumbra el de Posadas. Continuan en compás de seguiriyas con la de Juanichi El Manijero, preciosa entrada sin guitarra, liviana, y cabales de Manuel Molina y El Loco Mateo. Prodigio de ejecución. Alegrías, intercalando cantiñas, para interpretar mirabrás y jota aragonesa cantiñeada. Los espectadores, entendiendo el guiño, se lo premiaron convenientemente. Anuncia malagueña de Cayetano Muriel, El Niño de Cabra, la que en realidad es una de las malagueñas de sello chaconiano, rematada por dos fandangos de Lucena que en realidad sí pueden ser considerados del de Cabra. Tientos-tangos, con recorrido por Cádiz, recordando a Manolo Vargas, Jerez, casa de los Torre y Triana, para poner en el aire siete tangos, incluyendo a Pastora, Triana y Extremadura. Termina con dos fandangos, el Primero de Antonio de la Calzá y el segundo de Manuel Torre.
Luis de Córdoba sigue siendo una vaca sagrada del arte jondo, y lo demostró con creces en Zamora, independientemente de qué por estos lares nos gusten más las voces afillás y de eco gitano. A Luis es de los que hay que oír, para disfrutar y para aprender. Y desde luego su presencia en Zamora no pasó inadvertida y el entendido público se lo reconoció al despedirse con sus aplausos.
El próximo jueves, para cerrar el Ciclo, también ración doble de cante. Dos nuevos jóvenes, uno claramente consolidado, el pontonés Julián Estrada y el otro emergente con tremenda fuerza, el jerezano Jesús Méndez.

Félix R. Lozano, para "Amigos del Cante", Zamora.